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¿Qué es la Terapia Centrada en el cliente?

La terapia centrada en el cliente, o terapia centrada en la persona, es un enfoque no directivo de la terapia conversacional. Requiere que el cliente tome activamente las riendas durante cada sesión de terapia, mientras que el terapeuta actúa principalmente como guía o fuente de apoyo para el cliente. Este enfoque centrado en la persona favorece la salud mental al partir de un lugar de empatía durante cada sesión de asesoramiento.

El concepto de terapia centrada en el cliente puede parecer una exageración; después de todo, la mayoría de los tipos de asesoramiento humanista se centran esencialmente en el cliente. Sin embargo, lo que diferencia a este tipo de terapia es que se centra en el cliente de una manera más positiva e inclusiva, proporcionando una visión más profunda de la difícil situación a la que se enfrenta, al tiempo que maximiza su capacidad para resolverla por sí mismo.

Este tipo de terapia conversacional apoya un proceso terapéutico que fomenta el cambio positivo dentro del cliente.

Carl Rogers es el fundador de la terapia centrada en el cliente o persona.

En la década de 1930, el psicólogo estadounidense Carl Rogers desarrolló la terapia centrada en el cliente para contrastar con la práctica del psicoanálisis, muy extendida en aquella época. Rogers creía que las ideas de otra persona no podían ser tan válidas como la propia experiencia individual, y que la exploración de estas experiencias en un entorno de apoyo y sin juicios de valor era necesaria para lograr una experiencia terapéutica positiva.

Las teorías de Rogers sobre la psicología humanista dieron lugar al enfoque de la psicoterapia centrado en el cliente, conocido como terapia rogeriana. Rogers utilizó el término «cliente» en lugar de «paciente» para promover la igualdad en la relación terapeuta-cliente.

Tradicionalmente, existía un desequilibrio de poder en la relación terapéutica entre el terapeuta y el paciente, pero la terapia centrada en el cliente hace hincapié en que la experiencia del cliente es tan válida como la visión del profesional y, por lo tanto, las dos partes de la relación terapéutica deben considerarse como iguales.

¿Qué es la terapia Gestalt?

La terapia centrada en el cliente requiere que el terapeuta se centre en las necesidades del cliente. En lugar de hacer un análisis profundo de las dificultades del cliente o de culpar a sus experiencias pasadas de sus pensamientos y comportamientos actuales, el terapeuta centrado en la persona escucha al cliente y le proporciona un entorno propicio para que tome decisiones de forma independiente. También significa que el terapeuta centrado en la persona evita juzgar al cliente por cualquier motivo y lo acepta plenamente. Esta falta de juicio es una cualidad conocida en este campo como «consideración positiva incondicional».

La práctica de la terapia centrada en el cliente requiere que el terapeuta centrado en la persona comprenda cómo funciona el mundo desde el punto de vista del cliente. Por lo tanto, puede hacer preguntas para aclarar algo cuando tiene dudas sobre algo que su cliente compartió.

Según la teoría centrada en el cliente, un enfoque negativo e indirecto hace que el cliente sea más consciente de aquellas partes de sí mismo que antes negaba. Cuando el terapeuta responde a los sentimientos del cliente y aporta un nivel de empatía a cada sesión de terapia, hace que esas partes salgan a la luz, pero cuando hay poca o ninguna intrusión, el cliente es libre de tomar decisiones de forma independiente sin hacer del terapeuta el centro de sus pensamientos y sentimientos.

Esencialmente, la terapia centrada en el cliente no pretende especialmente resolver problemas específicos o aliviar síntomas, sino ayudar al cliente a deshacerse de la idea o el sentimiento de que está siendo influenciado por factores externos que escapan a su control. Los objetivos de esta práctica incluyen el aumento de la autoconciencia, la mejora de la capacidad del cliente para utilizar la autodirección para realizar los cambios deseados, el aumento de la claridad, la mejora de la autoestima y el impulso de la autoconfianza del cliente.

Características de la terapia centrada en el cliente.

Los terapeutas que practican la terapia centrada en la persona de Carl Rogers deben mostrar tres cualidades esenciales: autenticidad, consideración positiva incondicional y comprensión empática.

Autenticidad

Debe establecerse una comunicación abierta entre el terapeuta del enfoque centrado en el cliente y el cliente, donde el terapeuta centrado en el cliente se sienta cómodo compartiendo sus sentimientos con el cliente. Esto también animará al cliente a compartir sus propios sentimientos y a participar en conversaciones sinceras.

Mirada positiva incondicional

Carl Rogers creía que ofrecer a las personas un apoyo condicional a menudo hace que desarrollen más problemas y, por lo tanto, el terapeuta centrado en el cliente debe crear un clima de consideración positiva incondicional, donde el cliente sea libre de expresar sus pensamientos y sentimientos sin miedo a ser juzgado.

Comprensión empática

La empatía es una cualidad clave en la terapia centrada en el cliente. Fomenta una relación positiva entre el terapeuta y el cliente y representa un espejo que refleja los pensamientos y las emociones del cliente para ayudarle a comprender mejor la situación con la que está luchando y a sí mismo.

La importancia del autoconcepto

Otra característica clave de la terapia centrada en la persona de Carl Rogers es la noción del yo, también conocida como autoconcepto. Rogers definió este concepto como «el conjunto organizado y coherente de percepciones y creencias que uno tiene sobre sí mismo».

El autoconcepto es importante para la experiencia total de la vida e influye en la forma de verse a sí mismo y al mundo que le rodea. Por ejemplo, si te consideras inteligente, puede que actúes de forma asertiva y veas tus acciones como algo hecho por una persona que es inteligente.

Sin embargo, el autoconcepto no siempre coincide con la realidad y puede que te veas a ti mismo de forma muy diferente a como te ven los demás. Por ejemplo, puede que te veas a ti mismo como poco interesante, mientras que otras personas te consideran una persona excitante con la que estar. Esta opinión sobre ti mismo puede empezar a reflejarse gradualmente en tu comportamiento y hacerte desarrollar una baja autoestima.

Con la terapia centrada en la persona, puedes recibir un apoyo genuino que te ayudará a obtener una visión más positiva de ti mismo.

Además de practicar la consideración positiva incondicional, la autenticidad y la comprensión empática, un terapeuta centrado en el cliente puede ayudar a éste a obtener resultados positivos de las sesiones de terapia empleando las siguientes técnicas:

  • Límites: Establecer límites claros para mantener una relación sana y adecuada, como descartar ciertos temas de conversación y dejar claro cuánto durará cada sesión.
  • Experiencias personales: Tener en cuenta que el cliente es el experto cuando se trata de experiencias personales. Es más útil dejar que el cliente explique lo que cree que puede ser el problema, en lugar de decirle cuál es el problema y cómo puede resolverlo.
  • Escucha activa: Escuchar activamente al cliente y ayudarle a elaborar sus pensamientos. Esto puede ayudar a aclarar el punto de vista del cliente, incluso para él mismo.
  • Calma : A veces, un cliente puede expresar pensamientos negativos sobre sí mismo, sobre las personas que le rodean o sobre su terapeuta. Los terapeutas están formados para mantener la calma mientras ayudan a sus clientes a superar sus emociones. Sin embargo, los terapeutas no deben tolerar el abuso personal.
  • Tono positivo: Mantener un tono de voz positivo anima al cliente a comunicarse abiertamente. Saber cuándo reducir el ritmo de la conversación o hacer pequeñas pausas puede ser útil.
  • Ayuda adicional: También es importante darse cuenta de cuándo el cliente requiere más ayuda de la que puede ofrecer la terapia centrada en la persona. En estos casos, el terapeuta puede recomendar ayuda profesional adicional para el cliente.

Las sesiones de terapia centrada en el cliente se llevan a cabo en un entorno seguro y propicio. Se centran especialmente en el presente, en lugar de detenerse únicamente en el pasado. Se trata de una herramienta eficaz para gestionar situaciones difíciles, especialmente los acontecimientos traumáticos.

La naturaleza no directiva de la terapia centrada en el cliente anima a éste a depender menos del terapeuta para obtener respuestas. En cambio, se vuelven más conscientes de sí mismos y aprenden a comprenderse mejor. No se les ve como pacientes enfermos que necesitan una cura, sino como clientes responsables de encontrar soluciones y hacer cambios en y para sí mismos.

Sin embargo, la práctica de la terapia centrada en el cliente no ha estado exenta de críticas a lo largo de los años. Los escépticos de la teoría de Carl Rogers han afirmado que los principios de este tipo de terapia son vagos y han cuestionado su aversión al diagnóstico. La idea de la autoevaluación del cliente en la terapia centrada en la persona también ha sido cuestionada por los críticos, que afirman que puede no aportar resultados favorables.

Aunque los terapeutas centrados en el cliente no diagnostican a sus clientes con condiciones específicas, es importante señalar que este enfoque puede seguir siendo útil.

Su eficacia puede verse en su uso en programas ambulatorios para cuestiones como el uso de sustancias y los trastornos alimentarios. La terapia centrada en el cliente también puede ser una herramienta útil para la intervención en crisis, ya que crea un espacio seguro y de aceptación para que los clientes obtengan apoyo mientras se enfrentan al estrés que están atravesando.

La terapia centrada en el cliente puede ser beneficiosa para los clientes que se enfrentan a una amplia gama de problemas, como problemas de relación, fobias, ataques de pánico, abuso de sustancias, trastornos de la personalidad, baja autoestima vinculada a la depresión, gestión del estrés, trastornos alimentarios y recuperación de traumas, entre otros.

El enfoque rogeriano también puede ser beneficioso para las personas que tienen aversión a la terapia por miedo a ser juzgadas o criticadas, gracias a la atmósfera de consideración positiva incondicional que fomentan los terapeutas centrados en el cliente. Las personas que buscan mejorar su autoconocimiento y su capacidad para resolver problemas también pueden beneficiarse de la terapia centrada en la persona con un consejero formado.

Si ha decidido optar por la terapia centrada en el cliente, es importante recordar que el propósito de la terapia no siempre se limita a superar por completo un momento difícil de tu vida. También puede ser un medio para aprender a aceptare a tí mismo tal y como eres y dejar de lado la culpa por los errores del pasado.

Ismael Abogado

Ismael Abogado

Psicólogo y aprendiz constante de la mente y el alma.

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