Independientemente de tu concepto de la verdadera felicidad, vivir una vida más feliz y satisfecha está a tu alcance. Unos pocos ajustes en tus hábitos habituales pueden ayudarte a conseguirlo.
En este artículo vamos a contarte diferentes prácticas que puedes implementar en tu vida y que pueden ayudarte a alcanzar una mayor plenitud y paz interior.
Por supuesto, cada persona es única y no existe una fórmula mágica que nos permita alcanzar la felicidad. Cada persona está en un punto distinto del camino hacia la felicidad y por lo tanto el trabajo personal que tendrá que hacer es distinto.
Sigue leyendo y descubre cuáles son los hábitos que pueden ayudarte a ser feliz.
¿Es posible ser feliz?
Los hábitos son importantes. Si alguna vez has intentado romper un mal hábito, sabes muy bien lo arraigados que están.
Pues bien, los buenos hábitos también están muy arraigados. ¿Por qué no trabajar para que los hábitos positivos formen parte de tu rutina?
Aquí tienes algunos hábitos diarios, mensuales y anuales que te ayudarán a ponerte en marcha. Recuerda que la versión de la felicidad de cada persona es un poco diferente, al igual que su camino para alcanzarla.
Si algunos de estos hábitos te generan más estrés o simplemente no se adaptan a tu estilo de vida, abandónalos. Con un poco de tiempo y práctica, descubrirás lo que te funciona y lo que no.
Hábitos diarios para ser más feliz
Los siguientes hábitos diarios pueden ayudarte a conseguir más felicidad en tu vida.
Sonríe
Uno tiende a sonreír cuando está feliz. Pero en realidad es una calle de doble sentido.
Sonreímos porque somos felices, y sonreír hace que el cerebro libere dopamina, que nos hace más felices.
Aunque no es del todo infalible, los investigadores han descubierto que el vínculo entre la sonrisa y la felicidad podría atribuirse a la «hipótesis de la retroalimentación facial», según la cual las expresiones faciales pueden tener una modesta influencia en las emociones.
Eso no significa que tengas que ir por ahí con una sonrisa falsa pegada a la cara todo el tiempo. Pero la próxima vez que te sientas mal, sonríe a ver qué pasa. O empieza cada mañana sonriéndote en el espejo.
Haz ejercicio
El ejercicio no es sólo para el cuerpo. El ejercicio regular puede ayudar a reducir el estrés, los sentimientos de ansiedad y los síntomas de depresión, al tiempo que aumenta la autoestima y la felicidad.
Incluso una pequeña cantidad de actividad física puede marcar la diferencia. No hace falta entrenarse para un triatlón ni escalar un acantilado, a menos que eso sea lo que te haga feliz, claro.
El truco está en no esforzarse demasiado. Si de repente te lanzas a una rutina extenuante, puede que acabes frustrado (y dolorido).
Considera estos ejercicios para empezar:
- Da una vuelta a la manzana todas las noches después de cenar.
- Apúntate a una clase de yoga o tai chi para principiantes.
- Empieza el día con 5 minutos de estiramientos.
Recuerda las actividades divertidas que antes te gustaban pero que se han quedado en el camino. O puedes plantearte empezar actividades que siempre has querido probar, como el golf, los bolos o el baile.
Dormir bien
La mayoría de los adultos necesitan al menos 7 horas de sueño cada noche. Si te encuentras luchando contra la necesidad de dormir la siesta durante el día o simplemente te sientes como si estuvieras en una niebla, tu cuerpo puede estar diciéndote que necesita más descanso.
Por mucho que nuestra sociedad moderna nos empuje a dormir menos, sabemos que dormir lo suficiente es vital para la buena salud, la función cerebral y el bienestar emocional. Dormir lo suficiente también reduce el riesgo de padecer ciertas enfermedades crónicas, como cardiopatías, depresión y diabetes.
He aquí algunos consejos que le ayudarán a mejorar tu rutina de sueño:
- Anota cuántas horas duermes cada noche y lo descansado que te sientes. Al cabo de una semana, deberías tener una idea más clara de cómo te va. También puedes utilizar una aplicación para registrar tus horas de sueño.
- Acuéstate y levántate a la misma hora todos los días, incluidos los fines de semana.
- Reserva la hora antes de acostarte como tiempo de tranquilidad. Date un baño, lee o haz algo relajante. Evite comer y beber en exceso.
- Mantén tu dormitorio oscuro, fresco y tranquilo.
- Invierte en buena ropa de cama.
- Si tienes que echarte una siesta, intenta limitarla a 20 minutos.
Si tienes problemas para dormir de forma constante, considera la posibilidad de hablar con un médico. Es posible que padezcas un trastorno del sueño que requiera tratamiento.
Comer pensando en el estado de ánimo
Es posible que ya sepas que tus elecciones alimentarias influyen en tu salud física general. Pero algunos alimentos también pueden afectar a tu estado de ánimo.
Por ejemplo:
- Los hidratos de carbono liberan serotonina, la hormona del bienestar. Pero mantén al mínimo los hidratos de carbono simples (alimentos ricos en azúcar y almidón), porque el subidón de energía es breve y puedes sufrir un bajón. Los hidratos de carbono complejos, como las verduras, las legumbres y los cereales integrales, pueden ayudarte a evitar el bajón y, al mismo tiempo, aportarte serotonina.
- La carne magra, las aves, las legumbres y los lácteos son ricos en proteínas. Los alimentos ricos en proteínas liberan dopamina y norepinefrina, que aumentan la energía y la concentración.
- Se ha descubierto que los ácidos grasos omega-3, como los que se encuentran en los pescados grasos, tienen efectos antiinflamatoriosTrusted Source que se extienden a la salud general de tu cerebro. Si no comes pescado, puedes consultar a un médico sobre la posibilidad de tomar suplementos.
- Los alimentos muy procesados o fritos tienden a deprimirte, al igual que saltarse comidas.
Si quieres comer pensando en tu estado de ánimo, considera la posibilidad de empezar eligiendo un alimento en función de tu estado de ánimo cada día.
Por ejemplo, cambia un gran pastel dulce del desayuno por un yogur griego con fruta. Seguirás saciando tus ganas de dulce y las proteínas te ayudarán a evitar el bajón de energía de media mañana. Considera la posibilidad de cambiar un alimento cada semana.
Practica la gratitud
El simple hecho de ser agradecido puede mejorar tu estado de ánimo, entre otros beneficios. Por ejemplo, un estudio en dos partes descubrió que practicar la gratitud puede tener un impacto significativo en los sentimientos de esperanza y felicidad.
Puedes empezar el día agradeciendo una cosa. Puedes hacerlo mientras te cepillas los dientes o mientras esperas a que suene el despertador.
A lo largo del día, no pierdas de vista las cosas agradables de tu vida. Pueden ser grandes cosas, como saber que alguien te quiere o recibir un merecido ascenso.
Pero también pueden ser pequeñas cosas, como un compañero de trabajo que te ofrece una taza de café o el vecino que te saluda con la mano. Incluso puede ser simplemente el calor del sol sobre tu piel.
Con un poco de práctica, puede que incluso llegues a ser más consciente de todas las cosas positivas que te rodean.
Haz un cumplido
Las investigaciones demuestran que realizar actos de amabilidad también puede ayudar a promover tu bienestar general.
Hacer un cumplido sincero es una forma rápida y sencilla de alegrar el día a alguien y, al mismo tiempo, dar un empujón a tu propia felicidad.
Llama la atención de la persona y díselo con una sonrisa para que sepa que lo dices en serio. Te sorprenderá lo bien que te hace sentir.
Si quieres hacer un cumplido a alguien sobre su aspecto físico, asegúrate de hacerlo de forma respetuosa.
Respira profundamente
Estás tenso, tienes los hombros tensos y sientes como si fueras a «perder los papeles». Todos conocemos esa sensación.
Puede que tu instinto te diga que respires larga y profundamente para calmarte.
Resulta que ese instinto es bueno. ResearchTrusted Source respalda el hecho de que la respiración lenta y los ejercicios de respiración profunda pueden ayudar a reducir el estrés.
La próxima vez que te sientas estresado o no puedas más, sigue estos pasos:
- Cierra los ojos. Intenta imaginar un recuerdo feliz o un lugar hermoso.
- Inspira lenta y profundamente por la nariz.
- Espira lentamente por la boca o la nariz.
- Repite este proceso varias veces hasta que empieces a sentir que te calmas.
Si te cuesta respirar lenta y pausadamente, cuenta hasta 5 cada vez que inhales y exhales.
Reconocer los momentos infelices
Una actitud positiva suele ser buena, pero a todo el mundo le ocurren cosas malas. Forma parte de la vida.
Si recibes una mala noticia, cometes un error o simplemente te sientes mal, no intentes fingir que eres feliz.
Reconoce el sentimiento de infelicidad y permítete experimentarlo por un momento. Después, concéntrate en lo que te ha hecho sentir así y en lo que necesitas para recuperarte.
¿Te ayudaría un ejercicio de respiración profunda? ¿Un largo paseo al aire libre? ¿Hablarlo con alguien?
Deja que pase el momento y cuídate. Recuerda que nadie es feliz todo el tiempo.
Lleva un diario
Un diario es una buena forma de organizar tus pensamientos, analizar tus sentimientos y hacer planes. Y no hace falta ser un genio de la literatura ni escribir volúmenes para sacarle provecho.
Puede ser tan sencillo como anotar algunos pensamientos antes de irse a la cama. Si poner ciertas cosas por escrito te pone nervioso, siempre puedes triturarlo cuando hayas terminado. Lo importante es el proceso.
¿No sabes qué hacer con todos los sentimientos que terminan en la página? Nuestra guía para organizar tus sentimientos puede ayudarte.
Enfréntate al estrés
La vida está llena de factores estresantes y es imposible evitarlos todos.
Pero no es necesario. El estrés no siempre es perjudicial, e incluso podemos cambiar nuestra actitud ante él. A veces, el estrés tiene su lado positivo.
En el caso de los factores estresantes que no puedes evitar, recuérdate a ti mismo que todo el mundo tiene estrés: no hay razón para pensar que todo recae sobre ti. Y lo más probable es que seas más fuerte de lo que crees.
En lugar de dejarte abrumar, intenta abordar el factor estresante de frente. Esto puede significar iniciar una conversación incómoda o hacer un poco de trabajo extra, pero cuanto antes te enfrentes a ello, antes empezará a reducirse el pozo que tienes en el estómago.
Evita compararte con los demás
Ya sea que suceda en las redes sociales, en el trabajo o incluso en una clase de yoga, es fácil caer en un lugar donde te comparas con los demás. ¿Cuál es el resultado? Puedes experimentar más descontento, baja autoestima e incluso depresión y ansiedad.
Dejar de compararte con los demás puede requerir práctica, pero merece la pena por el beneficio que supone para tu paz interior y tu felicidad.
Puedes empezar con algunos de los otros consejos de esta lista que pueden ayudarte a centrar tu atención en ti mismo, como respirar profundamente y escribir un diario. También puedes considerar la posibilidad de hablar con un terapeuta para obtener perspectiva.
Hábitos semanales
Los siguientes consejos incluyen hábitos semanales que pueden ayudarte a sentirte más feliz.
Despeja y ordena
Ordenar parece un gran proyecto, pero dedicar sólo 20 minutos a la semana puede tener un gran impacto.
¿Qué puede hacer en 20 minutos? Muchas cosas.
Pon un cronómetro en el móvil y dedica 15 minutos a ordenar una zona concreta de una habitación, por ejemplo, el armario o ese cajón de los trastos fuera de control. Coloca cada cosa en su sitio y tira o regala los trastos que ya no te sirven.
Guarda una caja designada para los regalos para facilitar un poco las cosas (y evitar crear más desorden).
Utiliza los 5 minutos restantes para dar un paseo rápido por tu casa y guardar cualquier objeto que encuentres a tu paso.
Puedes hacer este truco una vez a la semana, una vez al día o en cualquier momento que sientas que tu espacio se está descontrolando.
Queda con tus amigos
Los seres humanos son considerados en gran medida seres sociales, y aunque la investigación es mixta sobre cómo exactamente la socialización impacta en la felicidad, el consenso es que tener relaciones sociales puede hacernos felices.
¿A quién echas de menos? Acércate a ellos. Concierta una cita para quedar o simplemente mantén una larga conversación telefónica.
En la edad adulta, puede parecer casi imposible hacer nuevos amigos. Pero no se trata de cuántos amigos tengas. Se trata de tener relaciones significativas, aunque sólo sea con una o dos personas.
Intenta participar en un grupo local de voluntarios o asistir a una clase. Ambos pueden ayudarte a ponerte en contacto con personas afines de tu zona. Y es probable que ellos también estén buscando amigos.
La compañía no tiene por qué limitarse a otros seres humanos. Las mascotas pueden ofrecer beneficios similares, según varios estudios.
¿Te gustan los animales pero no puedes tener una mascota? Considera la posibilidad de trabajar como voluntario en un refugio de animales local para hacer nuevos amigos, tanto humanos como animales.
Planifica tu semana
¿Te sientes como si estuvieras haciendo el vago? Intenta sentarte al final de cada semana y hacer una lista básica para la semana siguiente.
Aunque no te ciñas al plan, reservar tiempo para hacer la colada, ir a la compra o abordar proyectos en el trabajo puede ayudarte a calmar la mente.
Puedes conseguir un planificador o una aplicación de lujo, pero incluso una nota adhesiva en el ordenador o un trozo de papel en el bolsillo pueden servir.
Deja el teléfono de lado de vez en cuando
Desconecta. De verdad.
Cada vez hay más pruebas de que el uso excesivo del teléfono puede provocar cambios en el cerebro y afectar al estado de ánimo. Un estudio revela incluso cambios cognitivos y emocionales más graves en adolescentes y adultos jóvenes.
Apaga todos los aparatos electrónicos y guarda los auriculares al menos una hora a la semana. Seguirán ahí si los quieres.
Si hace tiempo que no desconectas, quizá te sorprenda la diferencia. Deja que tu mente vague libremente para variar. Lee. Medita. Pasea y presta atención a lo que te rodea. Sea sociable. O esté solo. Simplemente sé.
¿Te parece demasiado desalentador? Prueba a desconectar durante menos tiempo varias veces a la semana.
Adéntrate en la naturaleza
Pasar 30 minutos o más a la semana en espacios verdes puede ayudar a reducir la presión arterial y las probabilidades de desarrollar depresión, según un estudio.
Tu espacio verde puede ser cualquier cosa, como el parque de tu barrio, el patio de tu casa o un jardín en la azotea: cualquier lugar donde puedas apreciar y disfrutar de la naturaleza y el aire fresco.
Y lo que es mejor, añada algo de ejercicio al aire libre para obtener un beneficio adicional. El mismo estudio antes mencionado encontró que las personas que pasaron tiempo en espacios verdes también eran más propensos a hacer ejercicio con más frecuencia y durante más tiempo cada vez.
Explora la meditación
Hay muchos métodos de meditación para explorar. Pueden implicar movimiento, concentración, espiritualidad o una combinación de los tres.
La meditación no tiene por qué ser complicada. Puede ser tan simple como sentarse en silencio con sus propios pensamientos durante 5 minutos. Incluso los ejercicios de respiración profunda mencionados anteriormente pueden servir como una forma de meditación.
Considera la terapia
Sin duda somos más felices cuando aprendemos a hacer frente a los obstáculos. Cuando te enfrentes a un problema, piensa en lo que te ayudó a superar algo similar en el pasado. ¿Funcionaría en este caso? ¿Qué más puedes probar?
Si te sientes como si estuvieras chocando contra un muro, considera la posibilidad de hablar semanalmente con un profesional de la salud mental, como un terapeuta. No es necesario tener una enfermedad mental diagnosticada o una crisis abrumadora para acudir a terapia.
Los profesionales de la salud mental están formados para ayudar a las personas a mejorar sus habilidades de afrontamiento. Además, no hay obligación de continuar una vez que se empieza.
Incluso unas pocas sesiones pueden ayudarte a añadir nuevos elementos a tu caja de herramientas emocionales.
¿Te preocupa el coste? Es posible permitirse una terapia con cualquier presupuesto.
Encuentra un ritual de autocuidado
Es fácil descuidar el cuidado personal en un mundo tan acelerado. Pero encontrar tiempo para cuidarse todo lo posible es importante para ayudar al cuerpo a cumplir con tus responsabilidades de llevar tus pensamientos, pasiones y espíritu por este mundo.
Tal vez sea relajarse durante la semana laboral con un largo baño caliente. O adoptar una rutina de cuidado de la piel que te haga sentir mejor. O simplemente reservar una noche para ponerte el pijama más suave y ver una película de principio a fin.
Sea lo que sea, dedica tiempo a ello. Anótalo en tu agenda si es necesario, pero intenta que sea una prioridad.
Hábitos mensuales para ser feliz
Quizá quieras darle una oportunidad a estos hábitos mensuales para mejorar tu felicidad.
Devolver
Si descubres que hacer cumplidos a diario te proporciona un impulso necesario para tu estado de ánimo, considera la posibilidad de establecer una rutina mensual de retribución a mayor escala.
Tal vez sea ayudar en un banco de alimentos el tercer fin de semana de cada mes u ofrecerte a cuidar a los hijos de un amigo una noche al mes.
Salir por tu cuenta
¿No tienes con quién salir? ¿Qué regla dice que no puedes salir solo?
Considera la posibilidad de ir a tu restaurante favorito, ir al cine o hacer ese viaje con el que siempre has soñado.
Incluso si eres una mariposa social, pasar algún tiempo a solas puede ayudarte a reconectar con las actividades que realmente te hacen feliz.
Crea una lista de pensamientos
Llegas a una cita y te sobran 10 minutos. ¿Qué haces con ese tiempo? ¿Coger el móvil para ver las redes sociales? ¿Preocuparte por la ajetreada semana que tienes por delante?
Intentar controlar tus pensamientos durante estos breves espacios de tiempo puede ser beneficioso.
Al principio de cada mes, haz una pequeña lista de recuerdos felices o cosas que te hagan ilusión en un papelito o en tu teléfono.
Cuando te encuentres esperando a que te lleven en coche, haciendo cola en el supermercado o simplemente tengas unos minutos libres, saca la lista. Incluso puedes usarla cuando te sientas deprimido y necesites cambiar de aires.
Hábitos anuales para ser feliz
Tómate tiempo para reflexionar
Aunque el comienzo de un nuevo año es un buen momento para detenerse y hacer inventario de su vida, puede establecer hábitos anuales en cualquier momento del año. Intenta reservar algo de tiempo para ponerte al día contigo mismo como lo harías con un viejo amigo:
- ¿Cómo te va?
- ¿Qué has hecho?
- ¿Eres más feliz que hace un año?
Pero intenta no juzgarte con demasiada dureza por tus respuestas. Has llegado a otro año, y eso es motivo de celebración.
Si ves que tu estado de ánimo no ha mejorado mucho en el último año, considera la posibilidad de hablar con un médico o un profesional de la salud mental. Puede que se trate de una depresión o incluso de una afección física subyacente que esté afectando a tu estado de ánimo.
Repasa tus metas y objetivos
La gente cambia, así que intenta pensar hacia dónde te diriges y plantéate si sigue siendo ahí donde quieres ir. No hay que avergonzarse por cambiar de planes.
Deshazte de cualquier objetivo que ya no te sirva, aunque suene bien sobre el papel.
Cuida tu cuerpo
Es probable que hayas oído esto antes, incluso varias veces en este artículo. Tu salud física y mental están estrechamente entrelazadas.
A medida que construyes hábitos para mejorar tu felicidad, es importante hacer un seguimiento con citas rutinarias para ayudar a cuidar tu cuerpo, tales como:
- Acudir a un médico de atención primaria para someterse a un reconocimiento médico anual
- Aablar y tratar cualquier enfermedad crónica con un profesional sanitario y acudir a los especialistas recomendados si es necesario
- Acudir al dentista para una limpieza bucal y un examen dental, y hacer el seguimiento recomendado
- Revisarse la vista
Deja atrás los rencores
A menudo es más fácil decirlo que hacerlo. Pero recordar que no lo estás haciendo necesariamente por otra persona u otras personas puede ayudarte a estar más abierto a iniciar el proceso.
A veces, ofrecer perdón o abandonar el rencor tiene más que ver con el cuidado de uno mismo que con la compasión por los demás.
Haz balance de tus relaciones con los demás. ¿Guardas algún resentimiento o rencor hacia alguien? Si es así, considera la posibilidad de acercarte a ellos para enterrar el hacha de guerra.
No tiene por qué ser una reconciliación. Puede que sólo necesites poner fin a la relación y seguir adelante.
Si no puedes hacerlo, intenta expresar tus sentimientos por carta. Ni siquiera tienes que enviársela. El mero hecho de expresar tus sentimientos puede ser liberador. Incluso puedes destruir la carta después si quieres.
Planear un viaje
Con una agenda siempre ajetreada, a veces es fácil olvidarse de programar otra cosa que es crucial para tu bienestar: tiempo libre. Puede obtener aún más beneficios planificando un viaje, ya sea cerca de casa o a algún lugar más lejano.
Es más, los estudios también respaldan los beneficios tanto mentales como físicos de tomarse esas vacaciones tan necesarias. En uno de esos estudios, los investigadores analizaron el estrés y la frecuencia cardiaca en relación con las vacaciones. Descubrieron que no sólo las vacaciones en sí reducían el estrés, sino que las semanas previas al viaje planeado tenían efectos similares.
¿Y tú? ¿Qué haces para ser feliz? Déjanos tu comentario
Cada persona es única y tiene sus propios recursos para conseguir ser feliz. No existe una fórmula mágica de la felicidad. Si tienes algún truco o consejo que hayas aplicado en tu vida y te haya ayudado a ser feliz, cuéntanoslo en los comentarios, quizás se de ayuda para otras personas que están en el camino de la búsqueda de la felicidad.