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El Estoicismo: El Arte de Vivir con Plenitud

Decía mi admirado Ramiro Calle que «miedo le daba» que el estoicismo se estuviera volviendo tan popular, por esa tendencia de occidente a tergiversar y simplificar todo para venderlo posteriormente como un método fácil, rápido y accesible para alcanzar la felicidad (como ya hizo con el mindfulness, el budismo o el yoga, entre tantas cosas).

¡Y qué razón tenía! No paro de ver en redes sociales a gente compartir cosas acerca del estoicismo, como frases de Marco Aurelio sacadas de contexto o ideas completamente opuestas a lo que proponían los estoicos, como puede ser el «Estoicismo para el éxito».

El estoicismo es una filosofía de vida con un potencial transformador enorme, eso te lo puedo asegurar, pero no es ni para todo el mundo ni un camino fácil. Dicho esto, si quieres conocer un poco más de este «arte de vivir» y como sigue siendo una de las enseñanzas de transformación personal más poderosas que existe, te invito a seguir leyendo.

El estoicismo nació en la Grecia helenística, alrededor del 300 a.C., fundado por Zenón de Citio, pero fue en la Roma antigua donde alcanzó su cénit, con figuras como Séneca, Epicteto y Marco Aurelio.

Zenón, quien se encontró con el pensamiento socrático y cínico tras un naufragio que lo dejó en Atenas, comenzó a enseñar en el Pórtico Pintado (hē Poikílē stoá), de donde el Estoicismo toma su nombre. Sus enseñanzas se centraban en la virtud como el bien supremo y en vivir de acuerdo con la naturaleza. Esto no implicaba una vida de ascetismo, sino vivir en armonía con el universo, reconociendo lo que está en nuestro control y lo que no lo está.

Los estoicos posteriores, como Crisipo y Cleanthes, expandieron y sistematizaron las enseñanzas de Zenón, pero fue en Roma donde el estoicismo encontró una audiencia más amplia. Séneca, tutor y asesor del emperador Nerón, es famoso por sus cartas y tratados que exploran cómo vivir una vida virtuosa en un mundo impredecible. Su obra es un testimonio de cómo la sabiduría estoica puede aplicarse en la práctica, incluso en las circunstancias más difíciles.

Epicteto, un esclavo liberado, enfatizó la importancia del control interno. Para él, la libertad y la felicidad dependían de nuestra capacidad para controlar nuestras percepciones y reacciones. Su «Enquiridión» es una guía concisa de los principios estoicos, destacando que no son los eventos externos lo que nos perturba, sino nuestras opiniones sobre estos eventos.

Marco Aurelio, el emperador filósofo, es quizás la figura más emblemática del estoicismo (y cuyas frases encontrarás en redes sociales, sobres de azúcar, tazas y artículos varios). En sus famosas «Meditaciones«, escritas como un diario personal durante sus campañas militares, reflexiona sobre la naturaleza transitoria de la vida y la importancia de vivir de acuerdo con la virtud. Su obra no estaba destinada a la publicación, lo que le da una autenticidad y una intimidad que ha provocado una enorme fascinación durante siglos.

Posteriormente, el estoicismo influyó en el pensamiento cristiano, especialmente en figuras como San Agustín. En la modernidad, filósofos como Descartes y Kant se vieron influenciados por principios estoicos. Más recientemente, la psicología moderna, particularmente la terapia cognitivo-conductual y más recientemente, la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), han redescubierto y aplicado muchas de sus ideas centrales.

La idea de que seguir estrictamente un conjunto específico de principios garantizará la felicidad es una que considero problemática e incluso potencialmente dañina y que, por desgracia, es la que más abunda hoy en día. «Haz esto y consigue esto otro» es una frase muy utilizada en las ventas (y muy efectiva, por cierto). ¿Quieres ser feliz? Utiliza esta técnica revolucionaria de meditación 20 minutos al día ¿No vives en la abundancia y el éxito? Probablemente estés atrayendo la negatividad con tu pensamiento, haz estos cambios en tu mente y solucionado.

Y es que la venta de fórmulas mágicas para la felicidad, el éxito, la salud y el amor es tan antigua como la humanidad. «Rápido» y «Sencillo» son dos palabras muy poderosas, especialmente en esta era donde lo queremos todo y lo queremos ya. Como podrás imaginar, el estoicismo no se ha librado de esto. ¿Te gustaría tener éxito, ser feliz, vivir en el presente y ser inmune al dolor y a las adversidades de la vida? Sigue estos sencillos principios del estoicismo, amigo.

Dejando a un lado el sarcasmo, quiero dejar claro una cosa; Quien esté interesado en el estoicismo por eso de la paz interior y todos los beneficios que promete, que se lo piense dos veces. Para estas personas he escrito este pequeño aviso a navegantes.

La búsqueda de la paz interior y el proceso de sanación es un viaje que, contrariamente a lo que muchos podrían esperar, a menudo conlleva atravesar territorios emocionales y psicológicos dolorosos. Esta es una verdad incómoda, pero que es muy importante que entendamos: el camino hacia la auténtica serenidad y curación requiere una confrontación directa con aspectos de la realidad y de nosotros mismos que pueden ser, en principio, profundamente perturbadores y difíciles de aceptar.

El acto de mirar hacia dentro, hacia nuestras profundidades, es un ejercicio que a menudo revela verdades incómodas sobre nuestros miedos, inseguridades, heridas pasadas y aspectos no resueltos de nuestra personalidad. Esta introspección puede ser un espejo que refleja las partes de nosotros mismos que preferiríamos ignorar: nuestros errores, nuestras debilidades, nuestras sombras. Enfrentar estas verdades puede ser desgarrador, ya que desafía la imagen idealizada que a menudo tenemos de nosotros mismos y desmantela las ilusiones en las que nos refugiamos.

La sanación también implica aceptar la realidad tal como es, no como nos gustaría que fuera. Esto puede significar reconocer y soltar expectativas irreales, perdonar a otros y a nosotros mismos, o lidiar con el dolor de experiencias pasadas. Este aspecto puede resultar especialmente desafiante porque va en contra de nuestra tendencia natural a evitar el dolor y buscar la comodidad. Requiere el valor de mirar las partes más oscuras y dolorosas de nuestra existencia y enfrentarlas abiertamente.

Además, este viaje a menudo implica el desmantelamiento de viejas estructuras y creencias. Muchas veces, las ideas y patrones de pensamiento que hemos construido a lo largo de los años no sirven a nuestro bienestar y necesitan ser revisados. Cambiar estos patrones arraigados puede ser una experiencia desorientadora y angustiosa, ya que nos obliga a salir de nuestra zona de confort y enfrentarnos a la incertidumbre.

Pero, aunque este proceso es doloroso, también es profundamente transformador. Al enfrentar y aceptar nuestras sombras, comenzamos a integrarlas, lo que lleva a una mayor autocomprensión y autenticidad. Este acto de valentía y honestidad con uno mismo sienta las bases para una paz interior duradera y una sanación genuina. En lugar de ser una huida de la realidad, se convierte en una aceptación plena de ella, lo que permite un crecimiento personal y emocional profundo.

Es muy importante que entendamos que entendamos que este no es un proceso lineal ni fácil. Hay momentos de retroceso, duda y dolor renovado. Pero cada paso en este camino, por doloroso que sea, es un paso hacia una mayor claridad, fortaleza y equilibrio. La paz interior y la sanación que se logran después de haber atravesado estas dificultades son profundamente enriquecedoras, ya que tienen sus cimientos en la verdad, la aceptación y el amor propio genuino.

Así que, aunque el camino pueda ser inesperadamente dolorosa y desafiante, es un viaje que vale la pena emprender. Nos ofrece la oportunidad de enfrentar y transformar nuestras realidades más difíciles en fuentes de fuerza, sabiduría y autenticidad.

El estoicismo es una rica filosofía de Vida.

La mayoría de las personas entienden por principios una serie de reglas rígidas e inquebrantables. Los fundamentos del estoicismo tienen que ser vistos como una guía, mapa o brújula (como prefieras llamarlo) que nos sirven para tomar conciencia de aspectos importantes de nosotros mismos y de la realidad y reflexionar acerca de ellos, dando lugar a la transformación personal conforme más penetramos y profundizamos en dichos aspectos.

Uno de los grandes atractivos del estoicismo, aparte de su aplicación práctica, es la sencillez de sus principios, fáciles de comprender intelectualmente. Pero lo cierto, es que la sencillez es un aspecto engañoso, porque lo difícil es llevar estos principios a nuestra vida cotidiana. Y con difícil no quiero decir que sea algo solo al alcance de unos pocos elegidos. Me refiero a que requiere voluntad y esfuerzo y, créeme, son cualidades menos comunes de lo que puede parecer.

La realidad es que cada individuo enfrenta circunstancias únicas, y una interpretación rígida de cualquier filosofía puede resultar restrictiva y poco práctica. En cambio, ver los principios estoicos como puntos de partida para la reflexión personal permite una aplicación más adaptativa y personalizada.

Sin más dilación, vamos a describir brevemente los principios básicos de la filosofía estoica.

Control vs. Falta de Control

Uno de los pilares del estoicismo es la distinción entre lo que está en nuestro control y lo que no lo está. Los estoicos creían firmemente que la paz interior y la felicidad se logran aceptando esta dicotomía. Lo que está bajo nuestro control son nuestras propias acciones, pensamientos y emociones. Por otro lado, los eventos externos – la salud, la riqueza, el estatus social, e incluso las acciones de otros – están más allá de nuestro control directo. Reconociendo y aceptando esta separación, los estoicos encontraron serenidad en medio del caos de la vida.

Teniendo en cuenta esto, imagina por un momento qué opinaría Marco Aurelio o Séneca si leyeran un artículo titulado «Principios estoicos para el éxito».

La Virtud

La virtud, en el estoicismo, es considerada el bien supremo y la clave para una vida buena. Esto se basa en la idea de que vivir virtuosamente es vivir de acuerdo con la naturaleza. Los estoicos identificaron cuatro virtudes cardinales: sabiduría (entendida como la comprensión correcta de la realidad), coraje (la habilidad de enfrentar situaciones difíciles con fortaleza), justicia (tratar a los demás con equidad y benevolencia) y autocontrol (la habilidad de gobernar los deseos y las emociones)

Como podrás suponer, desarrollar estas virtudes es el trabajo de toda una vida.

Percepción y Reacción

Para los estoicos, no son los eventos en sí mismos lo que nos perturba, sino la manera en que los interpretamos. Esta idea es clave en el estoicismo y forma la base de muchas terapias modernas, como la cognitivo-conductual, que ya hemos mencionado. Desde este punto de vista, podemos elegir cómo responder a los eventos externos. Al cambiar nuestra percepción y juicio sobre los acontecimientos, podemos mantener nuestra paz interior y evitar ser arrastrados por emociones negativas.

Hay un pequeño detalle que debemos de tener en cuenta; No podemos forzar nuestra manera de ver el mundo, es algo que surge de manera natural, como fruto de la reflexión profunda. Muchas personas creen que basta con sustituir unos pensamientos por otros, lo cual es un error.

La Importancia de Vivir el Presente

Vivir el presente o «el aquí y ahora» se ha convertido en un cliché tan repetido en la autoayuda moderna que ha perdido todo su sentido. Los estoicos creían que preocuparse por el pasado o el futuro es inútil, ya que no podemos cambiar el primero ni controlar completamente el segundo. En cambio, debemos centrarnos en el presente, donde nuestras acciones, pensamientos y decisiones tienen un impacto real.

La Resiliencia Ante la Adversidad

Resiliencia es otra palabra que ha calado hondo en la autoayuda. Los estoicos veían las dificultades y los desafíos no como desgracias, sino como oportunidades para practicar las virtudes. La adversidad, argumentaban, fortalece el carácter y proporciona oportunidades para crecer y mejorar.

Cuando uno lee esto podría pensar que entonces, si queremos fortalecernos, debemos ir por la vida buscando adversidades que afrontar. Pero esto está lejos del pensamiento estoico. Simplemente quiere decir que cuando la vida nos ponga en una situación difícil la utilicemos para crecer, en lugar de regodearnos en el victimismo. Donde hay dolor, hay oportunidad para el crecimiento, pero esto no significa que busquemos activamente el sufrimiento, sino que prestemos atención a lo que nos duele (psicológicamente hablando en este caso) en lugar de intentar huir o enmascararlo.

El Ejercicio del Juicio Correcto

El juicio correcto es un tema recurrente en el estoicismo. Se enfatiza la importancia de evaluar las situaciones de manera objetiva, sin dejarse llevar por emociones irracionales. Esto implica desarrollar una comprensión clara y racional del mundo y de nuestro lugar en él. Probablemente te preguntes ¿Cuál es el juicio correcto? Por desgracia, esto es algo que no se puede conceptualizar o responder.

La Conexión con la Naturaleza

Los estoicos veían el universo como un sistema racional y ordenado, regido por la lógica. Creían que los seres humanos, como parte de este universo, deben vivir en armonía con la naturaleza y con la razón. Esta conexión con el orden natural del mundo es fundamental para alcanzar la sabiduría y la virtud.

La Responsabilidad Social

Aunque el estoicismo a menudo se asocia con el autocontrol y el enfoque en el yo interior, también enfatiza la importancia de la comunidad y las responsabilidades sociales. Los estoicos creían en la fraternidad universal y en la idea de que todos los seres humanos están conectados, lo que implica un deber hacia los demás y el mundo que nos rodea.

El Desapego y la Libertad Interior

Por último, el estoicismo enseña el valor del desapego como una forma de lograr la libertad interior. Al liberarnos de la esclavitud de los deseos irracionales y de la preocupación por cosas fuera de nuestro control, podemos alcanzar una verdadera libertad y paz interior.

«Desapego» es una palabra a la que le dedicaremos un artículo completo por la importancia que tiene y todos los malentendidos que hay en torno a ella.

Como ocurre con otras filosofías y prácticas, el estoicismo no se ha librado de los malentendidos y los mitos. En este apartado vamos a explorar algunos de los malentendidos más comunes que existen en torno a la filosofía estoica.

El Estoicismo es Sinónimo de Indiferencia Emocional

Quizás el error más común es equiparar el estoicismo con la falta de emoción o la indiferencia ante el dolor y el placer. Pero esta percepción distorsiona la verdadera enseñanza estoica. Los estoicos no abogaban por la supresión de las emociones, sino por su comprensión y gestión adecuada. La idea era no ser esclavos de nuestras pasiones y reacciones impulsivas, sino entenderlas y dirigirlas de manera constructiva. La serenidad estoica no es la ausencia de sentimientos, sino la habilidad de mantener la calma y la racionalidad en medio de las dificultades que la vida nos plantea.

El Estoicismo Promueve el Fatalismo

Otro malentendido común es la idea de que el estoicismo promueve una actitud fatalista hacia la vida, donde todo está predestinado y nuestras acciones no tienen importancia. Si bien es cierto que los estoicos creían en cierto grado de determinismo cósmico, no se resignaban a un fatalismo pasivo. Por el contrario, abogaban por un compromiso activo con la vida, enfocándose en lo que está bajo nuestro control -nuestras acciones y reacciones- y aceptando lo que no lo está. Esta aceptación no es resignación, sino un reconocimiento realista de los límites de nuestra influencia en el mundo.

El Estoicismo es Solo para Tiempos Difíciles

Si bien es cierto que el estoicismo ofrece herramientas valiosas para enfrentar desafíos, su aplicación no se limita a las dificultades. Es una guía para la vida cotidiana, ofreciendo principios para manejar las relaciones personales, la toma de decisiones, la gestión del éxito y el fracaso, y la búsqueda de un propósito. Es un marco para vivir de manera equilibrada y significativa, independientemente de las circunstancias externas.

El Estoicismo Es Antinatural y Opresivo

Algunos críticos del estoicismo lo ven como una filosofía antinatural que reprime los instintos humanos básicos y promueve una vida de rigidez y auto-opresión. Pero esta interpretación ignora el énfasis estoico en vivir de acuerdo con la naturaleza. Los estoicos entendían que ser humano significa tener emociones y deseos, pero también tener la capacidad de razonar y reflexionar. Por lo tanto, el estoicismo no busca suprimir nuestra naturaleza, sino armonizar nuestras pasiones y razón para lograr una vida plena.

El Estoicismo Desprecia el Placer y los Bienes Materiales

A menudo se asume que el estoicismo condena el placer y los bienes materiales, promoviendo un estilo de vida austero y desprovisto de gozo. Lo cierto, es que los estoicos no despreciaban el placer o la riqueza en sí mismos, sino su persecución desmedida y su valoración por encima de la virtud. Para los estoicos, el placer y los bienes materiales son preferibles pero «indiferentes» en términos de la felicidad verdadera, que reside en la virtud y el carácter.

El Estoicismo Promueve el Aislamiento y la Insensibilidad Social

Existe la idea errónea de que el estoicismo promueve el aislamiento y la falta de empatía, alentando a los individuos a desconectarse de los problemas sociales y las relaciones. Por el contrario, aunque el estoicismo pone un gran énfasis en la autosuficiencia emocional y mental, también reconoce la importancia de la comunidad y la responsabilidad social. Los estoicos veían a la humanidad como parte de un todo interconectado, donde cada persona tiene un papel en el bienestar colectivo.

Nos gustaría conocer tu experiencia con esta filosofía milenaria. Cómo llegó a tu vida, qué prácticas aplicas en tu día a día, qué libros recomiendas y cualquier otro detalle que consideres importante.

Antonius B

Antonius B

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